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¿Iglesia o Secta?

Una de mis definiciones favoritas de Iglesia es "El Cuerpo de Cristo". Esta la constituyen todos los discípulos que han sido aceptados por Jesús.

Se habla mucho de la expresión local de la iglesia, pero ¿entendemos el concepto local desde una perspectiva bíblica o tradicional?

No me cabe duda de la importancia que dan la mayoría de cristianos a ser fieles a la Biblia, al menos en los círculos donde me muevo normalmente, pero a la vez, me sorprende de como vivimos un concepto de iglesia local tan alejado del que la Biblia nos enseña.

Pablo dice que debemos aceptarnos, recibirnos, acogernos unos a otros como Jesús lo hizo (Romanos 15:7). Si Dios te ha aceptado como parte de su iglesia, yo no soy nadie para rechazarte, la aceptación de Dios se convierte en base para la comunión entre nosotros bíblicamente hablando, sin embargo, hemos decidido cambiar esta base por otra; la aceptación de una confesión de fe particular.

Hoy no puedes ser miembro de "una iglesia" si no aceptas ciertos puntos que van más allá de los fundamentos esenciales de la fe cristiana (como confiar en Jesús como el que murió y resucitó para salvarnos...), si quieres pertenecer a ciertas "iglesias", tendrás que aceptar acerca de la vigencia o no de ciertos dones, un punto de vista acerca de como será la segunda venida, visiones concretas acerca de como entender la soberanía de Dios y la libertad del hombre... en caso de no hacerlo, no podrás ser miembro de esa "iglesia", tendrás que hacerte miembro de otras que se acerque más a tus puntos de vista. El problema es que en el Nuevo Testamento, esos asuntos nunca fueron los que determinaron la limitación de una iglesia local.

¿Qué era lo que te hacía formar parte de una iglesia local en el Nuevo Testamento?

Solo tu ubicación geográfica. Si vivías en Galacia eras miembro de la iglesia de los gálatas y si vivías en Éfeso, eras de la iglesia de los efesios. Aun en estas regiones, podía darse que hubiera un gran número de creyentes y que a la hora de reunirse, lo hicieran dentro de la misma región en casas diferentes, por eso Pablo al escribir una carta a una iglesia local, a veces dice "saludad a los que se reunen en la casa de...", pero otra vez, nos encontramos con un límite de tipo geográfico y no en base a doctrinas o costumbres secundarias. Cuando la Biblia nombra una iglesia local la identifica con el nombre de la ciudad (Hechos 8:1; 13:1; 18:22, Rom. 16:1; 1ª Tesal. 1:1; 1ª Cor. 1:2; Ap. 2:1; 2:8, 2:12, 2:18; 3:1, 3:7; 3:14).

Esta realidad bíblica nos lleva a una importante pregunta. ¿puede considerarse una iglesia en base a una limitación que no sea la bíblica? Permiteme que sea radical en la respuesta. No.

Iglesia y secta

Si llamamos "iglesia" a un grupo de creyentes que tienen su unidad en base a una confesión de fe secundaria concreta, en base a una denominación concreta, en base a una manera de actuar concreta... no estamos refiriéndonos a una iglesia de las que la Biblia se refiere, en realidad nos estamos refiriendo a una secta.

Al usar el término secta, no lo hago necesariamente con connotación negativa, me estoy refiriendo  al significado tal y como aparece en las Escrituras, es decir; una división de un grupo de personas que deciden separarse de un todo mayor para seguir sus propios principios. Bajo esta definición, algunos podrían considerar que los cristianos, en sus orígenes, son una secta del judaísmo lo cual es algo con lo que puedo estar de acuerdo. Pero ahora me refiero a la Iglesia cristiana y sus sectas.

Veamos un ejemplo de problema sectario de la iglesia cristiana referido por Pablo:

"Digo esto, hermanos míos, porque los de Cloe me han informado de que hay divisiones entre vosotros. Me refiero a eso que anda diciendo cada uno de vosotros: "Yo pertenezco a Pablo", "yo a Apolo", "yo a Pedro", "yo a Cristo". Pero bueno, ¿es que Cristo está dividido? ¿Ha sido crucificado Pablo por vosotros o habéis sido bautizados en su nombre?." 1ª Corintios 1:12-13 (BLP)

Pablo no entendía esto, ya que que el escribe "a la iglesia de Dios reunida en Corinto. A vosotros que, consagrados por Cristo Jesús, habéis sido elegidos por Dios para ser su pueblo, junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor suyo y nuestro." 1ª Corintios 1:2 (BLP)

Tristemente, hoy nosotros entendemos mejor a los Corintios que a Pablo. De hecho, me atrevo a decir que lo que Pablo trata de evitar, es algo que no llegamos a entender debido a la realidad en la que muchos hemos conocido el evangelio.

Aclaro que al usar el término secta, no estoy descartando que dentro de estas sectas esté la iglesia. Creo que así es. Lo cual no justifica en nada la situación que vivimos.

¿Y qué hacemos en la práctica?

Aquí está la cuestión. 

He formado parte de movimientos en mi ciudad que trataban de crear espacios de unidad entre todas las denominaciones cristianas. Tratábamos de ofrecer una agenda organizativa que permitiera que todos nos sintiéramos parte de un mismo cuerpo con actividades concretas. Creo que lo que realmente intentábamos era crear unidad en base a una manera de organizarnos. Otros han tratado de crear declaraciones de fe que incluyeran a todos los grupos cristianos, tratando de crear unidad a través de la doctrina... sin embargo, aunque creo que tales intentos tienen un buen fondo, y en cierto sentido son de ayuda para ser más conscientes de la necesidad de una iglesia unida, no podemos mirar hacía otro lado ante el verdadero vínculo de unidad y la verdadera definición de iglesia.

El único vínculo de unidad de la iglesia es Cristo y la definición de iglesia nunca se puede hacer fuera de la aceptación de Dios. Lo cual me lleva a concluir que nuestra actitud ante nuestras confesiones de fe secundaria, denominaciones, tradiciones, nombres y banderas debería cambiar radicalmente.

Soy consciente que nuestro espíritu humano controlador, disfrazado de la idea de que somos indispensables para la fe más pura, va a resistir el desprendernos de esos elementos que a lo largo de la historia, han tomado un lugar que no les corresponde, y que son tan útiles para que las cosas sean como nosotros vemos y queremos. Sin embargo, aunque nos hará falta paciencia, esfuerzo y tolerancia, estoy convencido que la unidad a la que Pablo se refiere, es algo de lo que no desearemos desprendernos una vez experimentada con más intensidad.

Por mi parte, voy a tratar de evitar poner cargas pesadas que yo mismo no soy capaz de llevar y voy a proponer un pequeño paso que puede permitir posteriores. ¿Qué tal si dejamos de llamar iglesia a lo que no es iglesia?... creo que obligarnos a hablar con legitimidad bíblica puede abrir dentro de nosotros la reflexión y la creatividad necesarias para que las ideas de las Escrituras se hagan prácticas en nuestra manera de hablar, pensar y actuar y combatamos así toda tradición que las distorsiona, por legítima que sea.

Soy consciente de la complejidad del asunto y sus implicaciones, por eso agradezco tus comentarios a este post.



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