Estamos acostumbrados en las comunidades cristianas, a un liderazgo piramidal, con un fuerte énfasis en la posición y una tendencia a monopolizar los momentos considerados como más importantes por las personas miembros.
Hemos heredado tal modelo sin cuestionarlo, en parte porque hemos creído que es el modelo que encontramos en el Nuevo Testamento; nos imaginamos a las personas ancianas, obispas y presbíteras tomando decisiones en nombre de la comunidad y manejando el timón del barco a través del púlpito, que es donde se le dice a las personas feligresas lo que deben creer y lo que deben hacer.
Tal visión del liderazgo supuestamente fundamentado en el Nuevo Testamento, es en parte provocado por la visión que nos proporciona unas gafas muy concretas y difíciles de quitar. Estas gafas tienen por un lado la graduación de las religiones paganas que tanto influenciaron al cristianismo en su organización a partir de Constantino (cuando el cristianismo llega a ser la religión oficial del Estado toma la forma de las demás religiones... edificio, sacerdotes etc) y por otro lado, están reforzadas con la graduación que nos proporciona el entorno empresarial, materialista, consumista y humanista de hoy.
¿Que pasaría si nos quitáramos esas gafas e hiciéramos un nuevo acercamiento al tema del liderazgo?
¿Has observado que las cartas apostólicas están escritas a toda la comunidad cristiana y no a un cargo pastoral profesional? Podríamos considerar excepción aquellas cartas que hemos denominado "cartas pastorales" y que hemos pensado que se dirigían a pastores tal como se entiende hoy en la cristiandad, pero en realidad, son cartas a personas colaboradoras apostólicas, es decir, personas que a diferencia de los pastores actuales viajaban para reforzar y continuar en las iglesias el trabajo apostólico (como es el caso de Timoteo y Tito).
La tónica de las cartas apostólicas, nos permiten vislumbrar un liderazgo muy diferente al que hoy conocemos. Permítete un ejemplo: si hoy quisiéramos corregir a una iglesia de las que hemos plantado debido a que nos enteramos que en sus reuniones hay todo tipo de excesos, seguramente escribiríamos al pastor/a o ancianos/as, y probablemente le pediríamos que tomaran el control de dichas reuniones. Sin embargo ¿Cómo lo hace Pablo?: Pablo escribe a todas las personas cristianas, y no pide a nadie que monopolice ese tiempo de unidad, sino que se haga correctamente para que no se pierda la practicidad de que todas las personas somos miembros de un mismo cuerpo, y que es Jesús el que debe revelarse a través de cada persona cuando nos vemos (algo, por cierto, que nos diferencia del modelo del Antiguo Testamento y que hace práctico la realidad de que toda persona es sacerdotea de un nuevo pacto).
También es curioso que en las cartas apostólicas, cuando se habla de disciplinar a alguien, el apóstol no se dirige a un líder o consejo sino a toda la comunidad. Sabemos por el libro de Hechos, que Pablo reconoció ancianos en las iglesias de Galacía, pero olvidamos que lo hizo tras un periodo extenso donde estas iglesias funcionaron sin presbíteros. Sabemos por las cartas a los Gálatas, que las iglesias de Galacía fueron bombardeadas con ideas judaizantes por cristianos que venían de un contexto judío muy institucionalizado, sin embargo, lo curioso es que Pablo no dirige su carta a los ancianos que el mismo había reconocido. Uso la palabra reconocer, por ser la que realmente nos permite entender el significado del griego, ya que la encomendación moderna que conocemos, tiene su base en prácticas páganas y no en la acción de Pablo.
¿Es qué no había liderazgo en las iglesias donde los apóstoles escribían sus cartas? Por supuesto que si, he comentado que Hechos nos aclara que en Galacia, Pablo los reconoció, y en las mismas cartas se hace referencia a las personas ancianas, obispas y presbíteras, pero parece que a diferencia de lo que hemos creído, este liderazgo no era de tipo piramidal, ni monopolizaba el tiempo comunitario, ni tomaba las decisiones ¿Pero que tipo de liderazgo es este entonces? Quizás nuestras gafas, nos están impidiendo ver que puede haber un tipo de liderazgo diferente, basado en la autoridad moral antes que en la posicional y que en vez de monopolizar se dedica a facilitar, es decir, a permitir que cada miembro del Cuerpo desarrolle sus dones y funciones. De esta manera, en vez de convertir a una audiencia en espectadoras de sus habilidades, permiten que la voluntad de Jesús sea expresada mediante el sacerdocio de todas las personas creyentes.
El tipo de liderazgo al que me refiero, nos permite ver de manera más clara una autoridad que se reconoce por el servicio y no los títulos, por el lebrillo y la toalla en vez de la plataforma y por desarrollar "el protagonismo" de otras personas en vez del propio.
¿Cómo sería en la práctica?
Imagina una comunidad cristiana en la que los reconocidos como personas ancianas no ejercen influencia sin precisamente eso, un reconocimiento constante debido a la madurez que muestran, que lleva a las personas más jóvenes en la fe a consultarles y preguntarles de manera natural y a entender así porque Pablo anima a darles honra y tener en cuenta sus propuestas.
Imagina un liderazgo que no impone sus propuestas, sino que junto a toda la hermandad, aporta desde la experiencia e influencia, debido no a un título, sino a la autoridad moral que poseen en medio de la comunidad.
Imagina un liderazgo que en vez de estar al frente, está animando y empujando a que otras personas lo estén, con el fin de que la función apostólica, profética, evangelística, pastoral y de enseñanza de la iglesia se lleve a cabo por todos los miembros según los dones que cada persona ha recibido.
Imagina un liderazgo, que descubre que si hacen el ministerio más vistoso y toman las decisiones más importante, estarán estorbando la madurez de otras personas y creando una audiencia pasiva y consumista y entonces empiezan a enseñar que todos los miembros somos sacerdotes a tiempo completo y que la guía y manifestación de Jesús se da mejor cuando como comunidad cada persona aporta lo que la cabeza le muestra.
Para algunas comunidades, un liderazgo así implicaría una revolución importante y sin duda un periodo de transición que tendría que incluir un re-descubrimiento del liderazgo nuevo testamentario. Sin embargo, estas comunidades, al hacerlo, no solo se estarían acercando a caminos olvidados, sino preparándose para enfrentar a una generación, que cada día más, nos avisa de que el liderazgo empresarial de nuestros días tiene fecha de caducidad, y al menos en el terreno de la espiritualidad, no está bien visto.
Con estas aportaciones, no quiero negar la libertad que cada comunidad tiene para estructurar su liderazgo de la manera que desee, ni la riqueza en las diferentes formas que se puedan dar del mismo. Además, tengo muchos amigos que ejerciendo su liderazgo en la iglesia desde modelos de tipo empresarial, no dejan de ser un referente para mi vida, aun muchos autores a los que respeto profundamente lo hacen. Ellos no se sienten amenazados por este punto de vista, ya que su identidad no está basada en ningún título y la autoridad que tienen no depende de cargos.
Para los que quieran profundizar más en el tema:
Autoridad y Postmodernidad por Félix Ortiz
Hemos heredado tal modelo sin cuestionarlo, en parte porque hemos creído que es el modelo que encontramos en el Nuevo Testamento; nos imaginamos a las personas ancianas, obispas y presbíteras tomando decisiones en nombre de la comunidad y manejando el timón del barco a través del púlpito, que es donde se le dice a las personas feligresas lo que deben creer y lo que deben hacer.
Tal visión del liderazgo supuestamente fundamentado en el Nuevo Testamento, es en parte provocado por la visión que nos proporciona unas gafas muy concretas y difíciles de quitar. Estas gafas tienen por un lado la graduación de las religiones paganas que tanto influenciaron al cristianismo en su organización a partir de Constantino (cuando el cristianismo llega a ser la religión oficial del Estado toma la forma de las demás religiones... edificio, sacerdotes etc) y por otro lado, están reforzadas con la graduación que nos proporciona el entorno empresarial, materialista, consumista y humanista de hoy.
¿Que pasaría si nos quitáramos esas gafas e hiciéramos un nuevo acercamiento al tema del liderazgo?
¿Has observado que las cartas apostólicas están escritas a toda la comunidad cristiana y no a un cargo pastoral profesional? Podríamos considerar excepción aquellas cartas que hemos denominado "cartas pastorales" y que hemos pensado que se dirigían a pastores tal como se entiende hoy en la cristiandad, pero en realidad, son cartas a personas colaboradoras apostólicas, es decir, personas que a diferencia de los pastores actuales viajaban para reforzar y continuar en las iglesias el trabajo apostólico (como es el caso de Timoteo y Tito).
La tónica de las cartas apostólicas, nos permiten vislumbrar un liderazgo muy diferente al que hoy conocemos. Permítete un ejemplo: si hoy quisiéramos corregir a una iglesia de las que hemos plantado debido a que nos enteramos que en sus reuniones hay todo tipo de excesos, seguramente escribiríamos al pastor/a o ancianos/as, y probablemente le pediríamos que tomaran el control de dichas reuniones. Sin embargo ¿Cómo lo hace Pablo?: Pablo escribe a todas las personas cristianas, y no pide a nadie que monopolice ese tiempo de unidad, sino que se haga correctamente para que no se pierda la practicidad de que todas las personas somos miembros de un mismo cuerpo, y que es Jesús el que debe revelarse a través de cada persona cuando nos vemos (algo, por cierto, que nos diferencia del modelo del Antiguo Testamento y que hace práctico la realidad de que toda persona es sacerdotea de un nuevo pacto).
También es curioso que en las cartas apostólicas, cuando se habla de disciplinar a alguien, el apóstol no se dirige a un líder o consejo sino a toda la comunidad. Sabemos por el libro de Hechos, que Pablo reconoció ancianos en las iglesias de Galacía, pero olvidamos que lo hizo tras un periodo extenso donde estas iglesias funcionaron sin presbíteros. Sabemos por las cartas a los Gálatas, que las iglesias de Galacía fueron bombardeadas con ideas judaizantes por cristianos que venían de un contexto judío muy institucionalizado, sin embargo, lo curioso es que Pablo no dirige su carta a los ancianos que el mismo había reconocido. Uso la palabra reconocer, por ser la que realmente nos permite entender el significado del griego, ya que la encomendación moderna que conocemos, tiene su base en prácticas páganas y no en la acción de Pablo.
¿Es qué no había liderazgo en las iglesias donde los apóstoles escribían sus cartas? Por supuesto que si, he comentado que Hechos nos aclara que en Galacia, Pablo los reconoció, y en las mismas cartas se hace referencia a las personas ancianas, obispas y presbíteras, pero parece que a diferencia de lo que hemos creído, este liderazgo no era de tipo piramidal, ni monopolizaba el tiempo comunitario, ni tomaba las decisiones ¿Pero que tipo de liderazgo es este entonces? Quizás nuestras gafas, nos están impidiendo ver que puede haber un tipo de liderazgo diferente, basado en la autoridad moral antes que en la posicional y que en vez de monopolizar se dedica a facilitar, es decir, a permitir que cada miembro del Cuerpo desarrolle sus dones y funciones. De esta manera, en vez de convertir a una audiencia en espectadoras de sus habilidades, permiten que la voluntad de Jesús sea expresada mediante el sacerdocio de todas las personas creyentes.
El tipo de liderazgo al que me refiero, nos permite ver de manera más clara una autoridad que se reconoce por el servicio y no los títulos, por el lebrillo y la toalla en vez de la plataforma y por desarrollar "el protagonismo" de otras personas en vez del propio.
¿Cómo sería en la práctica?
Imagina una comunidad cristiana en la que los reconocidos como personas ancianas no ejercen influencia sin precisamente eso, un reconocimiento constante debido a la madurez que muestran, que lleva a las personas más jóvenes en la fe a consultarles y preguntarles de manera natural y a entender así porque Pablo anima a darles honra y tener en cuenta sus propuestas.
Imagina un liderazgo que no impone sus propuestas, sino que junto a toda la hermandad, aporta desde la experiencia e influencia, debido no a un título, sino a la autoridad moral que poseen en medio de la comunidad.
Imagina un liderazgo que en vez de estar al frente, está animando y empujando a que otras personas lo estén, con el fin de que la función apostólica, profética, evangelística, pastoral y de enseñanza de la iglesia se lleve a cabo por todos los miembros según los dones que cada persona ha recibido.
Imagina un liderazgo, que descubre que si hacen el ministerio más vistoso y toman las decisiones más importante, estarán estorbando la madurez de otras personas y creando una audiencia pasiva y consumista y entonces empiezan a enseñar que todos los miembros somos sacerdotes a tiempo completo y que la guía y manifestación de Jesús se da mejor cuando como comunidad cada persona aporta lo que la cabeza le muestra.
Para algunas comunidades, un liderazgo así implicaría una revolución importante y sin duda un periodo de transición que tendría que incluir un re-descubrimiento del liderazgo nuevo testamentario. Sin embargo, estas comunidades, al hacerlo, no solo se estarían acercando a caminos olvidados, sino preparándose para enfrentar a una generación, que cada día más, nos avisa de que el liderazgo empresarial de nuestros días tiene fecha de caducidad, y al menos en el terreno de la espiritualidad, no está bien visto.
Con estas aportaciones, no quiero negar la libertad que cada comunidad tiene para estructurar su liderazgo de la manera que desee, ni la riqueza en las diferentes formas que se puedan dar del mismo. Además, tengo muchos amigos que ejerciendo su liderazgo en la iglesia desde modelos de tipo empresarial, no dejan de ser un referente para mi vida, aun muchos autores a los que respeto profundamente lo hacen. Ellos no se sienten amenazados por este punto de vista, ya que su identidad no está basada en ningún título y la autoridad que tienen no depende de cargos.
Para los que quieran profundizar más en el tema:
Autoridad y Postmodernidad por Félix Ortiz
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